High Society

Una reflexión crítica del primer mundo realizada desde el propio primer mundo

un proyecto comisariado por Gómezdelacuesta

para el CCC. Pelaires de Palma de Mallorca

con la participación de Democracia, Raúl Díaz Reyes, Cyro García, Carles Gispert, Kaoru Katayama, Santiago Morilla, Albert Pinya, PSJM, Avelino Sala Todo por la praxis.

1- De allí venimos (el espejismo del palacio de cristal)

Nos dimos de bruces con la realidad, vivíamos en un mundo de mentira que creíamos que era de verdad y ahora empezamos a darnos cuenta que allí dónde estábamos no era dónde pensábamos que estábamos, que nadábamos en la abundancia porque no la pagaba nadie, porque nadie nos pasaba la factura, porque disfrutábamos de aquello desde la más absoluta irresponsabilidad, desde la impunidad más desconsiderada. De repente todo cambió, comenzamos a mirarnos, no el ombligo, que eso llevamos demasiado tiempo haciéndolo, comenzamos a mirarnos a nosotros mismos y a todos los que nos rodean, buscando en este caos global nuestra propia parte de culpa, pero también la culpa de los demás, y nos giramos, y empezamos a escrutarnos con un espíritu crítico que teníamos adormecido, y que, entumecido por el desuso, está tardando demasiado tiempo en resultar efectivo[1]. Nos analizamos con el ánimo de darnos cuenta de todos los errores que cometimos, por acción y por omisión, pero atontados por la violencia del golpe apenas somos capaces de percibir la nueva realidad. Estamos rotos, muy rotos.

El lugar donde todo parecía (casi)perfecto, aquel paraíso indestructible del que venimos, resultó ser un escenario de cartón piedra construido bajo las directrices de una minoría que vivía, y vive, en castillos de mármol con torres de marfil. Unas lujosas mansiones que no se podían alcanzar, ni siquiera divisar, desde ese paradisíaco decorado que, hace apenas nada, todavía habitábamos. Ahora todo se desmorona y deja en evidencia la precariedad de las estructuras y la ubicación real, palaciega e intocable, de quienes dirigían, y dirigen, todo este tinglado. Un auténtico “Show de Truman”[2] tan bien montado que todavía pensamos que pudo tener su parte de verdad… Pero en realidad era una gran ficción, una enorme mentira que nos engañó a todos, incluso a la mayor parte de la intelectualidad, a los más listos del barrio, a las elites europeas y a algunas puntas de lanza de la reflexión contemporánea, a artistas, pensadores y creativos que, cegados por el falso resplandor de una maquinaria que todo lo financiaba, que todo lo permitía, iban dejándose mecer por esta letanía seductora y adormecedora que ha durado unas cuantas décadas, un engranaje que se mantuvo gracias a la mentira, pero también gracias a nuestra acomodada indolencia.

En el caso de la creación plástica, dormitante en el seno de este espejismo grandilocuente que recién abandonamos, comparecieron museos estratosféricos, instituciones que pagaban hasta las ocurrencias más descabelladas y organismos que, de forma sibilina, controlaban los contenidos para que nadie ni nada se les fuera de las manos. No había que esforzarse, las raciones del pastel alcanzaban para muchos y bastaba con conformarse, con criticar las miserias que ocurrían lejos, con nadar a favor de corriente aunque fuera camuflado con el disfraz de librepensador, de irreductible al margen del sistema[3]. Pero todo eso se acabó y no está mal que concluyera. Ahora muchos creadores, intelectuales sensibles y pioneros, comienzan a darse cuenta de lo equivocados que estábamos, comienzan a darse cuenta de que venimos de un arte que tenía como misión fundamental ser el pasto con el que se cebaba al ganado, con el que se divertía a la nobleza, mientras la gran mayoría de los artistas, bufones de corte encantados de conocerse a sí mismos, comparecían cómodamente sentados sobre el éxito de su propia obra, fuera poco, mucho o absolutamente ninguno.

Quizás por necesidad, quizás por desesperación, pero también por ganas y por capacidad, una nueva generación de creadores plásticos ha decidido quitarse la nariz de payaso, los complejos y las manías, han decidido pensar lo que dicen y decir lo que piensan, dejar de estar de acuerdo con lo que no estaban de acuerdo y meter los dedos en las llagas del sistema, en los temas que les preocupan, en el capital, el poder y la política, sin censura pero con responsabilidad, con la responsabilidad de incorporar una conciencia social, una ética desde la estética que nos permita construir un mundo que piense por sí mismo, que exija responsabilidades cuando las haya, donde no valga absolutamente todo y donde todo pueda ser válido. No se trata de romper por romper, de criticar porque resulte más sencillo destruir que construir, se trata de mejorar, de dejar en evidencia que hay cosas que no se pueden tolerar y algunas otras que se pueden hacer mejor, se trata de realizar una crítica de nosotros sobre nosotros mismos, una reflexión sobre el primer mundo desde el propio primer mundo.

2- S.O.S. (señales de alarma)

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«SOS» – Avelino Sala
Instalación de neón para Es Baluard

“Si Opus Sit” -si fuera necesario- es una pieza en neón de Avelino Sala que, con un luminoso SOS, nos exhorta desde las alturas de la ciudad. Instalado sobre la antigua muralla de  Palma y con el museo de arte contemporáneo Es Baluard a sus pies, “SOS” (2013), es una obra que se constituye en toda una evidencia, en una realidad, en un aviso inmediato: estamos en situación de emergencia, activémonos. Cuando el sistema se desmorona a algunos artistas no les queda más remedio que denunciar lo que ocurre para tratar de conseguir que la sociedad se mueva, no tienen muchas más opciones que apostar por el propio compromiso, por emitir señales de alerta, por derribar fronteras, levantar barricadas y plantear nuevas vías. La etimología de la palabra crisis nos remite a un momento de cambio, a un punto de inflexión, a un espacio temporal donde se multiplican los problemas pero también las oportunidades. Estamos sumidos en la transformación más grande que recordamos de los paradigmas de la sociedad, de la economía, de la cultura y del arte, un cambio que ha llegado a base de palos y de una creatividad estimulada por la dureza de los golpes, una emergencia que no sabemos cómo se resolverá, un punto de inflexión sin apenas visibilidad que nos genera tantas expectativas como miedos. Ahora es el momento. La emergencia es una situación de peligro pero también es el acto de sobresalir por encima de un nivel. Nuestra situación actual está tan cerca de las ruinas de un imperio que quebró, de los restos banales de los templos del espectáculo que eran -y son- nuestros centros de arte contemporáneo, como de la luz incierta al final del túnel. Ahora es cuando debemos cambiar cualquier arbitrariedad para centrarnos en el arte como catalizador real del discurso crítico, desarrollar ideas que, lejos de ser forzadas hacia la radicalidad, se acerquen a lo honesto, a lo sincero. El arte puede afianzar nuestra postura ética y confeccionar el reflejo de un mundo que cambia a una velocidad estratosférica, de manera caótica e indiscriminada; o quizás no tanto, quizás todo esté perfectamente controlado, quizás todo esté previsto, calculado y milimetrado, quizás lo esté, pero no por nosotros.

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«Welfare State» – Democracia

Democracia suele situar su punto de mira sobre algunas de estas señales de alarma, sobre estos contrasentidos cuya flagrancia casi hace que nos pasen inadvertidos y, utilizando la contradicción, los deja aún más en evidencia. “Welfare State” (2007) parte del inefable vaciado de ideologías que se ha venido produciendo, de cómo el confort se ha ido convirtiendo en la principal doctrina de nuestro tiempo, en el opio que adormece nuestra conciencia, o que la adormecía… Una sociedad del bienestar pero sólo para algunos, que precisaba de una prosperidad económica constante, una situación aparentemente privilegiada que, a la vez, iba generando excedentes humanos fuera de esos círculos, grupos residuales de personas excluidas que se producían tanto fuera como dentro de los territorios bienestantes. Una mayoría adaptada y unas minorías marginadas para las que los mecanismos asistenciales eran insuficientes, una población “superflua” de emigrantes, refugiados e indigentes que se asumía como una consecuencia inevitable de la modernización. El anterior cambio de paradigma económico nos había llevado de una sociedad productiva a una sociedad de consumo; en la sociedad productiva, los desempleados, podían estar temporalmente fuera de su estructura, pero su lugar era “incuestionable” y “seguro”, su destino seguía siendo el de ser reclamados para el servicio activo; sin embargo, en la sociedad de consumo, los consumidores fallidos, incompletos o frustrados, eran expulsados del único proceso “útil” que les ofrecía la sociedad. Ahora, mientras la presión crece y las circunstancias cambian a una velocidad endiablada, el círculo de consumidores decrece, se precarizan o desaparecen las posibilidades de trabajo y la presión aumenta. Así, el consumo, que venía dotado de significados simbólicos esenciales como la libertad, el progreso social o la solidaridad, tiene un acceso cada vez más restringido.

El contexto en el que Democracia propuso su proyecto fue en un momento en el que la sociedad del bienestar “actuaba” en busca de lo que las clases dirigentes entendían como justicia e igualdad, un momento en el que los efectos de la crisis apenas comenzaban a aflorar. En Madrid pervivía uno de los mayores poblados de chabolas de Europa, El Salobral, en marzo de 2007 se acordó por parte de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la ciudad, su demolición y posterior realojo de sus habitantes, en su mayoría de etnia gitana, en otras zonas. Este poblado reunía, tanto la marginación definida por factores socioculturales como aquella buscada de modo intencionado por traficantes de drogas; por otro lado, la demolición de las chabolas y el posterior realojo, también atrajo a nuevos habitantes que llegaban a esta zona buscando ser compensados por los servicios sociales con una vivienda. El proyecto desarrollado por Democracia supuso la escenificación previa del derribo de este poblado marginal como un espectáculo para los componentes de la sociedad civil “integrada”. Por encima de otras consideraciones como la desaparición de unas formas culturales específicas -las de la etnia gitana- esa sociedad civil celebró la desaparición del ghetto en clave de espectáculo mediático, unos auténticos “hooligans” que aplauden la acción de las excavadoras demoliendo las chabolas[4].

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«American Colors» – PSJM

El proyecto “American Colors” (2009-2010) de PSJM también señala, de una manera muy clara y efectiva, determinadas situaciones contradictorias que se producen en nuestra sociedad, mientras denota los problemas, discriminaciones y anomalías que el sistema, “nuestro sistema”, va produciendo. Unas flagrantes señales de alarma detectadas por esta pareja de artistas y dejadas en evidencia por la rotundidad de sus piezas. Una serie de obras que utilizan los cinco colores convencionalmente aplicados a las diferentes razas, mientras someten sus composiciones al rigor de determinadas estadísticas: el porcentaje censado de población, la población carcelaria, el índice de pobreza, todo ello tomando como ámbito de estudio los Estados Unidos de América. Es la estadística, nada abstracta aunque igualmente matemática, la que dictamina el porcentaje de cada color utilizado en el cuadro, una suerte de abstracción geométrica, minimalista en su formalización, que, por contenidos, se convierte en una abstracción de carácter marcadamente crítico. Son, por lo tanto, cuadros que se leen, con  títulos como “USA population by race”, “USA prision population by race” o “USA poverty by race”, que conducen al espectador a una visión bastante diferente de la que, en un primer momento, pudiera albergar. Un afinado estudio sociológico y antropológico para dar como resultado una reflexión crítica que desnuda las carencias de algunas de nuestras estructuras.

3- La mano invisible que (todavía) domina el mundo

"Capitalismo" - PSJM

«Capitalismo» – PSJM

Dadnos lo que necesitamos y tendréis lo que anheláis[5], eso nos dicen, eso nos prometen, pero siempre en el mismo orden, no hay forma de saltárselo, primero nosotros y luego ya veremos. Deberíamos olérnoslo, apesta, suena a promesa incumplida desde el mismo momento en que la pronuncian, suena a burdo chantaje, a trampa ruin, a timo de la estampita, a tocomocho, suena a sexo del malo, a jugar con nuestras expectativas y frustrarlas, a aprovecharse de nuestro egoísmo y de nuestras ambiciones, pero también de nuestra bondad y de nuestros afectos. Algunos intuyen que les van a engañar pero todos seguimos comprando, seguimos dándolo todo sin apenas esperar nada a cambio, y lo que llega es esa nada, o algo peor, mucho peor. La culpa es nuestra, seguimos siendo cómodos, insolidarios y facilones, por eso nos la siguen metiendo, por eso y porque el capital nunca habla claro, porque miente por boca de su vocero, por la boca de ese libre mercado que le hace de esbirro, de matón, de mercenario, porque el capitalismo nunca muere y van pasando los años. PSJM plantea, en su pieza “Capitalismo DEP 1712-2014” (2013), una esquela de gran formato realizada como si de un póster publicitario se tratara, un anuncio premonitorio que fija como fecha de nacimiento del capitalismo el año en el que se inventa la máquina de vapor y como año de defunción el siguiente a cada exposición en la que la pieza participa, una obra en progreso que ya lleva cuatro años mutando y de la que, quizás, nunca veamos su final.

Así es, el capitalismo salvaje sigue a pesar de todo, de otra manera pero sigue, y si cabe, más salvaje aún. Un capitalismo más despiadado que nunca, junto a un mercado libre que de libre sigue sin tener nada y una mano invisible e impoluta que todo lo regula. Adam Smith también nos la coló, les dio la excusa perfecta, se inventó una teoría para arreglar cualquier desastre, una mano invisible que deja las cosas en su sitio, sin director, sin dueño, en fin, verlo para creerlo, y nosotros, sin verlo, vamos y nos lo creemos. La realidad es que el mercado lo dictan siempre los mismos, los mismos perros que ni siquiera hacen el esfuerzo de cambiar sus collares, nuestra memoria de pez se lo permite: justo después de ser apaleados ya lo hemos olvidado, ni siquiera las heridas, todavía presentes, nos hacen recordar lo que acaba de pasar, somos pececillos, hijos de pececillos, que caen en la red una y otra vez, como ahora, como siempre, ellos sólo tienen que extender la malla, izarla y hacer caja. Mientras, desde arriba, la mano invisible cierra el puño y levanta un dedo, el dedo corazón. Santiago Morilla, en unas piezas que pertenecen a su amplio proyecto de investigación titulado “Index Falls” (2013), plantea la imagen poderosa de la mano que mueve los hilos, la mano al compás de la cual danzamos como marionetas, un site-specific pintado sobre la propia azotea del CCC Pelaires de Palma, una imagen de esa mano manipuladora, una pieza registrada en video que también servirá para localizar la galería desde Google Earth. Ya en la sala, las marionetas, penden constreñidas por las cuerdas que las atan, un dibujo exquisito que se contrapone a la incomodidad, la opresión y el daño, en una dialéctica sublime.

"Index falls" - Santiago Morilla Site-specific para las azoteas del CCC. Pelaires

«Index falls» – Santiago Morilla
Site-specific para las azoteas del CCC. Pelaires

Y esas cuerdas que nos obligan, que nos atan, que nos humillan, no paran de bajar y de subir, su ciclo es constante, eficaz y demoledor, no hay más que ver los gráficos, los balances de las oligarquías financieras, de los monopolios industriales… Sus líneas de cotización en bolsa son los dientes de una sierra que va amputando ilusiones, esperanzas y vidas: subimos pensando que podemos y cuando ganamos altura, cuando empezamos a confiarnos con la expectativa inminente de ser felices, la misma mano invisible que nos aupó nos deja caer hasta los infiernos. Una caída libre que también tiene poco de libre, siempre caes hacia abajo, en línea recta y a una velocidad que la gravedad va acelerando sin solución de continuidad, el golpe suele ser fuerte, muy fuerte. Y es que la lucha diaria comparece aprisionada en la estricta pirámide que nos marca esta sociedad desquiciante y alienada, una figura geométrica de base amplia y vértice exclusivo, único, puntual, un espacio cenital reservado para unos pocos que nos miran desde las alturas sin descender al lodo, una visión privilegiada para los coreógrafos que marcan las contorsiones inauditas a las que estamos sometidos para apenas malvivir, para apenas respirar y no morir ahogados en este férreo triángulo económico que nos estrangula, en esta cárcel contemporánea de formas clásicas que nos oprime, en esta prisión que pone a prueba nuestra elasticidad para tratar de llevarnos a nuestro punto de fractura. Los peculiares templos clásicos dibujados por Morilla contienen en sus frontones los cuerpos retorcidos de todos nosotros, deformados hasta la aberración, hasta una postura tan forzada que es casi incompatible con la vida humana. El artista recoge esta cruel iconografía de un nuevo poder -que en realidad es el mismo de siempre- y trata de abrirnos los ojos, de hacérnoslo evidente, trata de que entendamos dónde estamos y lo que nos están haciendo, para que, todos juntos, unamos fuerzas y empujemos, para que rompamos el marco que nos encierra en lugar de machacar nuestros huesos.

"Trabajos forzados" - Kaoru Katayama (frames del video)

«Trabajos forzados» – Kaoru Katayama
(frames del video)

Partiendo de un lugar muy próximo a todas estas investigaciones se encuentra la premonitoria pieza “Trabajos forzados” (2005) de Kaoru Katayama. Una vídeo-performance en la que un grupo de obreros de la construcción practican, con una música de piano como fondo, los movimientos tradicionales de una tabla de gimnasia japonesa –la llamada gimnasia de radio-[6]. Esta grabación fue realizada fuera del horario de trabajo, sin embargo, la participación en el vídeo de los peones fue ordenada por el propio capataz de la obra. Desde una perspectiva irónica, en ocasiones hilarante, Katayama enfatiza la ridiculez de determinadas situaciones, las servidumbres y las aberraciones que produce nuestro propio sistema de producción y de consumo. Una búsqueda permanente de la contradicción, que la artista resuelve con un peculiar sentido del humor. Una ironía con poso amargo que también comparece en la propuesta de Carles Gispert, realizada en colaboración con la también artista Susana Muñiz, y titulada “E.O.C.P.B. (Economía Original Con Poder Blanqueador)” (2007-2013), un proyecto que, precisamente, comenzó en una Nit de l’Art palmesana, en 2007, cuando esta pareja de artistas fue pidiendo al público del citado evento que colaborara con ellos donando un billete de 5 euros con el objeto de realizar una edición artística. Posteriormente, Gispert y Muñiz, sellaron, numeraron y firmaron esos billetes, cumpliendo su promesa de realizar la mencionada edición, mientras daban forma de avioncito de papel a cada una de estas piezas. Con ellas acudieron a la prestigiosa feria de arte contemporáneo Art Cologne del mismo año, también en su sede de Palma, y lanzaron estos avioncitos por los espacios del evento en cuestión, a la vez que filmaban, en un contexto como ese, los predecibles o no tan predecibles comportamientos de las personas que visitaban la feria y se veían involucrados en este peculiar lanzamiento de aviones de papel. De nuevo esa mano invisible que mueve el mundo, dirigiendo los hilos que condicionan nuestro comportamiento, convierte nuestros actos en un esperpento grotesco que nos refleja como auténticas caricaturas de nosotros mismos.

“E.O.C.P.B. (Economía Original Con Poder Blanqueador)”  Susana Muñiz y Carles Gispert

“E.O.C.P.B. (Economía Original Con Poder Blanqueador)” Susana Muñiz y Carles Gispert

4- Capitalismo en crisis (y más salvaje aún)

El mercado libre y el capitalismo salvaje han devorado todo lo que se les ha puesto por delante, han fagocitado hasta sus propios límites y, aún sin conocerlos, los han trascendido en una lucha desmesurada de ellos contra ellos mismos. Una batalla endógena de la que ignoramos el resultado pero que, de momento, ha conseguido radicalizar los postulados de unos combatientes que actúan como animales acorralados o como vencedores despiadados, todavía no lo sabemos. La economía liberal, la especulación, la bolsa, el sistema bancario, el comercio y todo el entramado que la compone –y la corrompe a la vez- ha sufrido un colapso, premeditado o no, por el que el consumo ha descendido de forma peligrosa para un sistema que, en principio, parecía necesitarlo como combustible indispensable. Precisamente esta economía grandilocuente y el engaño de la compra sin mesura son los puntos de partida de los proyectos que Cyro García presenta para “High Society”. “¥€$” (2012) y “Filosofía de consumo” (2009) son propuestas que, respectivamente, emplean los símbolos del dinero y los logotipos de conocidas marcas comerciales, para formalizar una serie de obras que vienen a poner el énfasis en las paradójicas situaciones en las que nos hallamos inmersos, mientras van dejando en evidencia, gracias a la contraposición de elementos dispares, las múltiples manipulaciones que nuestra sociedad viene sufriendo.

"¥€$" - Cyro García

«¥€$» – Cyro García

Muchas de las monedas del mundo poseen símbolos que las identifican, pero el proyecto de Cyro García se centra sólo en los símbolos más conocidos, el del dólar ($), el del euro (€), el del yen (¥) o el de la libra esterlina (£). Por medio del uso de estos anagramas se generan unas palabras que remiten a conceptos sencillos pero que suscitan cierta reflexión por lo directo de sus afirmaciones. Términos como “¥€$”, una respuesta rotunda, o “£€$$” que pudiera hacer referencia a la pérdida de poder adquisitivo de la población, o “£¥€” con el símil evidente con el blanqueo de dinero, o “$£¥” que nos remite a la astucia de esas clases dirigentes que manejan el cotarro, son algunas de las palabras que vienen a conformar este curioso diccionario de contradicciones que plantea el artista. Pero estas piezas también tienen un segundo nivel de lectura que procede de los elementos empleados para su formalización: billetes de una de las monedas más devaluadas del planeta, la China, que actúan como píxeles para terminar conformando las palabras. China es un país que, como gran potencia exportadora, le interesa tener una moneda devaluada, sin embargo, no deja de resultar irónico que sea precisamente una moneda tan devaluada la que domine el comercio y, por extensión, gran parte de la economía mundial. Las palabras concretas se realizan utilizando los billetes de 1 jiao (10 jiao son 1 yuan), papel-moneda completamente nuevo comprado por Internet a un valor superior al cambio habitual, otra metáfora que plantea García sobre las transacciones y el verdadero valor de las cosas. Cada pieza, además, incorpora a su título el valor al cambio de los yuanes que componen cada una de sus letras, así, “¥€$”, posee como subtítulo “205¥, 2,30€, 2,80$”, dando el artista una nueva vuelta de tuerca a su concepto. Estas piezas también comparecen realizadas en porcelana, algunas esmaltadas con oro auténtico, incidiendo, desde la evidencia del material empleado, en la fragilidad y futilidad de todo nuestro sistema.

"Filosofía de Consumo" - Cyro García

«Filosofía de Consumo» – Cyro García

Completando, en cierto modo, lo anterior, “Filosofía de consumo” se constituye como una serie que apoya toda su carga conceptual, de nuevo, en una llamativa unión de diferentes pero conexos: una representativa selección de los grandes filósofos de la historia de la humanidad que ven como sus nombres son transcritos por el artista a base de los logos de las grandes marcas comerciales que dominan el mercado. Un guiño, pleno de toda esa descarnada ironía que suelen manifestar las creaciones del artista, que se vuelve a valer, para estas piezas, de los exitosos recursos de la publicidad más extenuante para hacer que concentremos nuestra atención en los pensadores más influyentes del devenir de las ideas, mientras deja en evidencia el extraño contrasentido que supone que la M de McDonald’s sea más conocida que muchas de las reflexiones de Marx y que la K de Kellogg’s sea más fácilmente identificable que algunos de los conceptos de Kant. Una propuesta que se expresa físicamente en base a unos vinilos de corte que se adhieren directamente sobre la pared del espacio a intervenir, pero también, de una manera más corpórea, a través de la réplica exacta de los luminosos con los que estas marcas comerciales recogen y dan difusión a sus omnipresentes logos.

"El ocaso de los estados nación" - PSJM  (frames del video)

«El ocaso de los estados nación» – PSJM
(frames del video)

Recurriendo también a los logotipos de las grandes compañías, en este caso de las que cotizan en las bolsas de Nueva York, Frankfurt, París, Londres, Tokio y Hong Kong, PSJM plantea en su video «El Ocaso de los Estados Nación» (2012) una especie de virus formado por los citados logos que, en un avance voraz, carcome las banderas de diferentes países del mundo. Las banderas, que actúan como símbolos de los Estados-Nación, son devoradas por los dañinos emblemas de la dictadura de los mercados que, a pesar de la crisis, todavía seguimos padeciendo. Un régimen que somete a los países y a los ciudadanos por medio de la deuda, en un ejercicio implacable de nuevo feudalismo. Jean Ziegler, crítico perseverante con las sociedades transcontinentales privadas de la industria, la banca, los servicios y el comercio -y también con las personas que las dirigen, a los que le gusta llamar depredadores, cosmócratas o nuevos señores feudales del imperio de la vergüenza- asegura que han surgido nuevos sistemas feudales “más poderosos, más cínicos, más brutales y más astutos que los antiguos”[7]. Como sus predecesores, los nuevos señores feudales, someten a sus siervos a través de la deuda, acompañados de rescates, recortes, privatizaciones, ataques de especuladores y drama social. El Estado del Bienestar está siendo agredido mortalmente por el puño de hierro de los mercados, mientras éste se nos muestra, en casi todo soporte mediático, como una mano suave que nos quiere acariciar. El virus de marcas de «El Ocaso de los Estados Nación» devora un conjunto de valores para reemplazarlo por otro: valores como la patria, la raza o la nación, que antes unían a personas de diferentes clases sociales bajo una autoridad también moral, han ido perdiendo su validez, y el individuo, en la sociedad postmoderna de consumo, está abandonado a su suerte. No hay duda de que el retrato geopolítico, geoeconómico y social, que se plasma en este video, no es el proceso deseado para la superación del Estado-Nación, vivimos tiempos de desintegración e incertidumbre y, por eso, la única esperanza consiste en cambiar ese negro vacío que deja la enfermedad vírica que estamos padeciendo.

"Speculator" - TXLP

«Speculator» – TXLP

Pero si hay algo en España que caracterice el capitalismo más indiscriminado y la posterior crisis en la que todavía andamos sumidos, es la imparable y difícilmente predecible deriva del mercado inmobiliario. En “Speculator”, un proyecto de Todo por la praxis iniciado en 2008, este colectivo crea un personaje ficticio que se apropia de la iconografía del cómic estadounidense más arquetípico, de los superhéroes de Marvel o de los de DC, que suelen erigirse, normalmente, como referentes morales para sus lectores. Sin embargo, Todo por la praxis, crea un antihéroe cuya personalidad encarna una acción de dudosa moralidad como es la especulación inmobiliaria; “Speculator” subvierte así el clásico maniqueísmo del bien contra el mal en el cómic gracias a la ambigüedad de su ideología, dado que la acción negativa que comete también lleva implícita el despertar de las conciencias de los que la contemplan, revelando una verdad que puede resultar incómoda, una evidencia que refleja que casi todos somos, fuimos o pudimos ser, especuladores inmobiliarios. “Speculator” es un superhéroe ambiguo con una singular diferencia: no esconde su identidad, la propaga, refleja a todos y a cada uno de los innumerables especuladores españoles que surgieron tras la democratización del mercado inmobiliario y que normalizó esta práctica hasta convertirla en algo asumido e incuestionable, una sobrepoblación de especuladores imposible de detectar, imposible de atacar. Una práctica que, ahora, tras el estallido de la llamada burbuja inmobiliaria, vuelve a ganar la desconsideración que perdió por ese uso masivo que tuvo, no hace tanto tiempo, y que, sin duda, fue una de las causas capitales de la crisis que todavía andamos padeciendo.

 5- La (des)educación

"ESO" - Carles Gispert

«ESO» – Carles Gispert

Seguramente el error sea de base. Hace tiempo que vagamos confundidos, perdimos el norte, el objetivo y la dirección, lo perdimos casi todo y nos cuesta reconocerlo. La globalización nos hizo renunciar a aquellos prácticos contenedores llenos de compartimentos que nos permitían tener las ideas claras, donde poníamos a buen recaudo nuestros valores más esenciales, aquellos que nos ubicaban y que nos definían, que nos ayudaban a mejorar, aprender, educar y evolucionar, aquellos conceptos que se encargaban de habilitar y facilitar la convivencia. La contemporaneidad –utilizando la modernidad como excusa- nos hizo renunciar a nuestros pisos, con habitaciones y puertas, para cambiárnoslos por un loft diáfano, un auténtico cajón de sastre –desastre- donde vamos metiendo, sin orden ni concierto, todo lo que va cayendo en nuestras manos, todo lo que vemos, oímos, olemos, tocamos, comemos, sabemos, e incluso, lo que no entendemos. Todo junto, todo revuelto, lo poco bueno y lo mucho malo.

"ESO" - Carles Gispert

«ESO» – Carles Gispert

Y lo malo, por contacto, pervierte lo bueno. En realidad ese enorme contenedor se convierte en una fosa séptica, personal pero transferible, a la que recurrimos en beneficio de la maldita y bendita globalización, de esa homogenización que hace que perdamos la diferencia en favor de la estupidez, mientras vamos metiendo la mano en nuestra propia basura para sacar la podredumbre con la que llenamos el cajón de las personas que, aunque parezca un contrasentido, más queremos, para ir colmando los sumideros de los que tenemos al lado, de nuestros hijos, padres o hermanos. Así es, nos da igual que sea en casa, en la calle o en el colegio, podemos insultar, acosar y agredir, maleducar, pervertir y confundir en horario infantil, podemos hacerlo en público o en privado, en espacios consagrados a la educación, al ocio o al trabajo, podemos hacerlo en nuestra propia casa, en prime-time o de buena mañana. Nos da igual, perdimos los papeles, los límites, la ética y el criterio, estamos desquiciados por la presión de la época, del instante, del momento.

"ESO" - Carles Gispert

«ESO» – Carles Gispert

Padres que son un ejemplo nefasto para sus hijos, progenitores que se enfrentan a los profesores en los que previamente han delegado toda su educación, desautorizándolos, ninguneándolos, gobiernos que promueven la (des)educación para que el ganado se vuelva más dócil, maridos que someten a sus mujeres, alumnos que agreden a sus maestros, hijos que pegan a sus padres, profesores indolentes. Pena de muerte, Bullying, Internet, discriminación, acoso, los medios de masas, abusos, seguridad, represión, armas sin control, poder, violencia, vigilancia y frustración, todo ello en lugares críticos, allí donde nos la jugamos, en sitios que debieran estar reservados al crecimiento personal, al colectivo, donde deberíamos ser felices y construir. Todo junto, todo revuelto, en un sistema corrupto, vicioso y enfermo, de eso habla “ESO (gun education)” (2012), otro de los proyectos que Carles Gispert ha presentado para este “High Society” y que enfoca su reflexión en conceptos tan potentes como la violencia y la educación, como la violencia en la educación.

6- La (des)esperanza

"La muerte de heidi" - kaoru katayama

«La muerte de heidi» – kaoru katayama

De nuevo vuelve a ser premonitora la video-instalación de Kaoru Katayama “La muerte de Heidi, el suicidio de Wanko-chan” (2004), esta pieza compuesta por un vídeo y un díptico fotográfico, marca, dentro de la trayectoria artística de Katayama, el fin de las aventuras de su avatar en el mítico país de Wanko-chan. El díptico de “La muerte de Heidi” nos plantea, en una lógica evocativa de las imágenes del antes y del después, un interrogante sobre la desaparición de su protagonista. En la primera foto vemos a Heidi contemplando, de espaldas a la cámara, un paisaje idílico a orillas del Lago de Covadonga; en la imagen siguiente, con un mismo encuadre, el personaje parece haber desaparecido dejando tras de sí, solamente, un par de zapatos metódicamente colocados en el suelo y la duda de si nuestra heroína se ha suicidado verdaderamente en las aguas del lago. En el vídeo “El suicidio de Wanko-chan”, que supuestamente tiene lugar después de la misteriosa muerte de Heidi, el perro, aparece por primera vez fuera de su mundo maravilloso, sentado en la barra de un bar ahogando sus penas en alcohol tras la trágica desaparición de su compañera y, por extensión, de ese mundo que ambos compartían.

"A solas, en el abismo" - Albert Pinya

«A solas, en el abismo» – Albert Pinya

Una desesperanza por el final del mundo conocido, una inquietud que mezcla el miedo a la incertidumbre más absoluta, con las situaciones agónicas que, cada vez más personas, están sufriendo. Por todo ello, Albert Pinya, con su indudable habilidad para detectar lo fundamental y plasmarlo de una manera directa en sus piezas, pone su prisma sobre algunas de estas cuestiones. En su pintura de amplio formato «A solas, en el abismo» (2013), Pinya plantea conflictos tan actuales como los desahucios o los recortes en cultura, siempre formalizados con ese estilo deliberadamente sencillo, casi infantil, que, lejos de restar efectividad a la carga crítica de sus piezas, refuerza su evidencia y sus propios contenidos. Una plasmación de la realidad, del desánimo cierto que sobrecoge a nuestra sociedad, en clave de refinada tragicomedia que viene a demostrar que los sentimientos y el sentido del humor son las armas más efectivas para desmantelar la mentira organizada. Las de Pinya son unas obras que, también, suelen comparecen acompañadas de estímulos poderosos que nos impulsan a combatir, a no darnos por vencidos ante el desaliento, reivindicando una filosofía de no rendición que marca la actitud de una buena parte de nuestra sociedad y que ahora está actuando como dinamo de muchos de los cambios que, sin duda, comienzan a producirse.

De la desesperanza a la resistencia, de la opresión a la lucha. Es precisamente en aquellos lugares completamente marginales, en aquellos sitios donde apenas se tolera la subsistencia, donde suelen surgir diferentes estrategias de oposición a la norma que, con ciertas lecturas de carácter subversivo, exploran otros modos de entender la realidad y de reivindicar el cambio. La obra de Raúl Díaz Reyes siempre ha sido muy receptiva, en su forma de expresión y en sus influencias, a los medios, a las maneras y a los conceptos de la marginalidad, por lo que no resulta nada extraño que, tras sus diferentes residencias en Brasil, haya situado el punto de mira de su investigación en el “pixação” de Sao Paulo, un movimiento contracultural que conecta con los parámetros de aquellos primeros graffitis urbanos, plenos de grafías, textos y símbolos, que surgieron allá por los años ochenta. Los “pixadores” realizan acciones que tratan de conquistar, de forma visual, los espacios y los edificios representativos del poder, primando, en sus intervenciones sobre ellos, el trazo escrito y el significado por encima de otros valores formales o estéticos. Una tensa e incómoda relación del arte con la sociedad que le rodea y que busca dejar en evidencia las múltiples fricciones que se generan entre los diferentes mundos.

"Pixaçao Sao Paulo" - Raúl Díaz Reyes

«Pixaçao Sao Paulo» – Raúl Díaz Reyes

Raúl Díaz Reyes parte, para su propio proyecto titulado “Pixação Sao Paulo” (2010), de toda esa imaginería de personajes estrambóticos y desmesurados que el artista suele manejar, y donde animales mitológicos, monstruos de cómic, peculiares extraterrestres, extraños autorretratos o mitos icónicos de la cultura pop, comparecen desde la flagrancia de un trazo descarnado, mientras conviven con la intervención gráfica, sobre el mismo papel, realizada por un grupo de pixadores. Un curioso diálogo entre la singularidad figurativa de Díaz Reyes y la icónica textualidad de los pixo, donde resulta interesante observar el diferente respeto que tiene cada uno de los pixadores al intervenir el dibujo original del artista. Un proyecto que, desde la evidencia formal, plantea un acertado estudio de las relaciones del arte con los elementos del poder, así como del mundo del arte institucionalizado con las prácticas artísticas de carácter más “outsider”.

7- ¡A las barricadas! (símbolos de resistencia)

"Minima moralia" - Avelino Sala

«Minima moralia» – Avelino Sala

En el contexto de un capitalismo tardío, Adorno señala, en su “Minima moralia”, que la conciencia de la liquidación del individuo por el colectivismo es el revulsivo final para alcanzar una nueva existencia individual lejos de la esclavitud y de la ley económica[8]. Sus palabras, a pesar de los años que han transcurrido desde que fueron formuladas, mantienen toda su actualidad. Un tiempo de crisis que nos lleva a transitar por una auténtica travesía del desierto en busca de la nueva libertad. En este extraño caos contemporáneo en el que está sumido el sistema capitalista, es obvio que algo se desmorona, que se ha perdido la razón y gran parte de un equilibrio que nunca sabremos si era verdadero. Una de las opciones, ante tanto desconcierto, es volver a la caverna en un proceso de protección, pero también de bunkerización[9], que, en un singular contrasentido, nos ayuda en nuestra búsqueda de la luz tanto como nos separa de ella. La serie de collages realizados por Avelino Sala y titulados como el célebre ensayo de Adorno, “Minima Moralia” (2013), acuden a la capacidad de explicar mediante imágenes la realidad, en este caso la crisis del momento actual, desde una perspectiva con reminiscencias platónicas que, al utilizar sólo revistas de arte, nos indica que la información que aparece en estas publicaciones también sufre un proceso paralelo, señalándonos cómo se posicionan otros artistas, usando la propaganda de las galerías para trazar un mapa de coordenadas y emprendiendo la confección de una barricada metafórica con esas imágenes impresas.

"Block House" - Avelino Sala

«Block House» – Avelino Sala

Por que cuando cunde el desasosiego sólo nos queda contagiarnos del desánimo o luchar, por eso debemos construir barricadas defensivas y pelear desde ellas por lo que es nuestro, por lo que consideramos justo. En las dos instalaciones site-specific de Avelino Sala para “High Society”, dentro de su amplio proyecto titulado “BlockHouse” (2013), nos encontramos, no sólo ante una barricada completamente real, una suerte de trinchera cultural construida con libros, si no también un búnker con el que protegernos y, en su caso, articular el ataque. La pieza central es una construcción compuesta por libros pintados de negro, una suerte de homenaje a la capacidad de resistencia desde la cultura, desde el pensamiento y la racionalidad. Se trata de una estructura cerrada, protegida, una suerte de ágora donde posibilitar el trabajo en común con una serie de agentes involucrados en la creación, una representación de la resistencia con ciertas evocaciones cinematográficas de referencia como «La Chinoise» (1967) de Godard[10], o a la novela “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury[11]. Desde estas trincheras surge la figura del manifestante, del opositor, del resistente, del encapuchado, del embozado, que tiene la obligación moral de oponerse al poder y a sus esbirros, a las llamadas fuerzas del orden.

“Distopia Right Now” - Avelino Sala

“Distopia Right Now” – Avelino Sala

Y es en esta confrontación entre el poder y el contrapoder, donde Avelino Sala sitúa otra de sus investigaciones más certeras, una singular arqueología de los elementos de resistencia y de control, que, desde una eficacia en la forma y en los conceptos, deja inducidos multitud de interrogantes. El artista parte de una lectura irónica de la escultura, utiliza la piedra, el mármol, para representar los objetos de la rebelión y, por el contrario, los elementos de control antisubversivos. Bajo el título de “Distopia Right Now” (2012) comparecen cámaras de vigilancia o cócteles molotov, acompañados, por ejemplo, de una edición en bronce de uno de los conocidos sampietrini, elevado por los manifestantes italianos a la categoría de proyectil de guerra y, por Sala, a la categoría de objeto artístico. De nuevo el mensaje es directo, no basta con indignarse, hay que pasar a la acción. Una imaginería de la resistencia, en bronce, en mármol, a modo de esculturas clásicas, con las que se encumbran estos elementos del contrapoder tratando de situarlos en una  posición de simbología dominante, como si un poder que sucederá al actual, y que todavía no conocemos, las reivindicara como sus nuevos iconos de propaganda y culto.

8- De vuelta a casa (beatus ille).

El principio de todo, como casi siempre, empezó con un final, con un gran estallido, con una gran explosión, ¡booom! Un big-bang que fue el inicio, pero también una conclusión apoteósica, demoledora, catártica. El nuevo Apocalipsis y, acto seguido, la necesidad de volver a nacer, de volver a hacer, de pasar a la acción, de crear de nuevo, desde cero, y un ansia por contar cómo había ocurrido, cómo habíamos llegado hasta este preciso instante, hasta el lugar del cambio, de la ruptura, hasta el punto crítico, hasta nuestro nuevo campo de batalla, hasta el escenario de esta historia que ahora tenemos justo delante. Una necesidad de vivir y de vivir para contarlo, de hacer y de recoger lo que hemos hecho, de hacerlo visible, de equivocarse y de aprender, de encontrar soluciones, caminos y alegrías, de actuar, de no quedarse de brazos cruzados, de buscar un futuro, los futuros, nuestro futuro. Un plano secuencia de tintes tragicómicos, berlanguianos, un travelling que comienza con un hombre con bombín cansado de esperar a un Godot que nunca llega, y un árbol, y una isla, y el campo, y una mujer, y un hombre.

"Beatus ille" - Albert Pinya

«Beatus ille» – Albert Pinya

Albert Pinya es un artista que comparece como cronista, como médium, que transmite el arte como verdad, con y como pasión, como resistencia, como lucha, con amor, retratando los hechos que conforman nuestra historia, que construirán la historia: hay que hacer historia. La pintura, el dibujo, la música, el teatro del absurdo, el cine, el bien y el mal, héroes contra villanos, señores con traje y corbata que son el demonio contra los nuevos héroes contemporáneos que, en ocasiones, comparecen en la cola del paro. Otra visión apocalíptica: todos nosotros controlados por esos diablos, títeres y titiriteros, el muñeco y el ventrílocuo que le mete la mano por el recto, que le mueve la boca, que lo vuelve del revés, que lo manipula y lo destroza. Pero llega la náusea como reacción, el vómito como efecto. Los nuevos héroes contemporáneos buscan la verdad y sobreviven a la opresión, a lo tendencioso, a lo efímero, a lo que es producto de las modas. Unos héroes que no son tan nuevos, son superhéroes ancestrales tan viejos como el cerdo, como el campo, como un huerto, como cantantes folk que sólo tocan en los pueblos y para el pueblo, que mezclan la lucha y las vanguardias, la ética y la estética, la V de vendetta y su careta, la manifestación y un cóctel-molotov hecho con destilados de cereales, enebro y quinina, mezclado, removido, no agitado. Hay que estar más unidos que nunca, es la hora de bailar en un espacio minúsculo y, en sitios tan pequeños, sólo se puede bailar juntos, juntos y firmes sobre la pista, un arte de guerrilla, de resistencia, de valores y alegrías. Eso lo sabe Pinya y eso es lo que nos cuenta, sin dudas, en la serie de pinturas que ha realizado para “High Society”.

"por donde habéis venido" - Santiago Morilla

«por donde habéis venido» – Santiago Morilla

“Vuestro dios es un cerdo” dicen los infieles desde su cátedra, desde el púlpito, desde el atril del mitin rodeados de putas y zorros, y sí, nuestro dios es un cerdo, un cerdo negro que se sacrifica por nosotros en cada matanza, así es, así sea. Agropower, slow food, slow painting, beatus ille y locus amoenus. Ahora transgredir en el arte puede ser volver al paisaje, recuperar la naturaleza, el arte intimista frente a la basura de los falsos provocadores, del impostor y de sus secuaces. Los que antes llevábamos pasamontañas, ahora, quizás, lo cambiemos por sombreros de paja. A día de hoy la verdadera transgresión está en la bondad, en la transparencia, en la sinceridad y en el sentido del humor, porque la comedia es la forma más subversiva de expresión, porque ha llegado la hora, porque ha llegado el momento, cogemos nuestros tractores y aramos el campo, pero no de una forma cualquiera, si no dibujando una mano, una mano que aprieta el puño y levanta un dedo, el dedo corazón, ahora somos nosotros los que mandamos a tomar por saco a toda esa escoria que tanto nos ha herido, como el proyecto rural, reivindicativo y sano de Santiago Morilla, una propuesta que defiende nuestros valores más esenciales, sin artificios y sin manipulaciones, un proyecto de intervención titulado, nada más y nada menos, que “Por donde habéis venido” (2012).


[1] Las vanguardias se rebelaron en nombre de la libertad contra la tiranía, pero en la actualidad el arte se ha hecho manso, repetitivo, fácil y ha generado su propia industria. El rebelde se ha convertido en colaborador. El sistema social invisible del deseo lo deglute todo. José Antonio Marina, Las arquitecturas del deseo, Barcelona, Anagrama, 2007.

[2] Peter Weir, The Truman Show, Paramount, EEUU, 1998.

[3] Cierto esteticismo de la documentación fotográfica y, sobre todo, el ‘pactismo’ museal de estos autodenominados combatientes, desactiva el componente crítico de estos itinerarios. Una vez más, el “radicalismo subvencionado” impone la pregunta de qué es lo que en realidad se está haciendo. Fernando Castro Flórez, “La tentación virtual” artículo recogido en el suplemento ABC D las artes y las letras, Diario ABC, Madrid, 22 de septiembre de 2007, p.4.

[4] El espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma, como una parte de la sociedad y como instrumento de unificación. En tanto que parte de la sociedad, es expresamente el sector que concentra todas las miradas y toda la conciencia. Precisamente porque este sector está separado es el lugar de la mirada engañada y de la falsa conciencia; y la unificación que lleva a cabo no es sino un lenguaje oficial de la separación generalizada. Guy Debord, La société du spectacle, Champ Livre, París, 1967, cap,1. Traducción revisada por el colectivo Maldeojo para el Archivo Situacionista, 1998.

[5] Give me that which I want, and you shall have this which you want. Adam Smith, The Wealth of Nations, Londres, 1776.

[6] La gimnasia de radio fue fundada en Japón, en 1928, por la sección de Seguridad Social del Ministerio de Comunicación de entonces (ahora, Correos y Telégrafos) para el beneficio de la salud pública del pueblo japonés. La gimnasia de radio que, en la actualidad, todos los japoneses conocen y muchos practican, resulta de una revisión de la versión anterior que se remonta a 1951. Los niños japoneses siguen aprendiéndola aprovechando los cuarenta días de vacaciones de verano, yendo a un parque cercano a su casa a las 6:30 de la mañana.

[7] Jean Ziegler, El imperio de la vergüenza, Taurus, Madrid, 2006, p. 33.

[8] Theodor W. Adorno, Minima moralia: reflexiones desde la vida dañada, Akal, Madrid, 2003, 1ª Ed. 1951.

[9] La bunkerización es la consecuencia, entre otras cosas, de la televisión planetaria y de la reticulización cibernética, Fernando Castro Flórez, “Strip-Tease Theory. Cosideraciones (deconstruccionistas) en torno a la obra de Dionisio González” recogido en el catálogo de la exposición, Dionisio González. Del espacio amurado a la transparencia, Casal Solleric, Ajuntament de Palma, Palma de Mallorca, 2005, p. 96.

[10] Jean-Luc Godard, La chinoise, Francia, 1967.

[11] Ray Bradbury, Fahrenheit 451, Ediciones minotauro, Barcelona, 2007, 1ª ed.1953.